1ª Corintios 7:10-11 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
I. INTRODUCCIÓN
Este es unos temas que han hecho correr ríos de tinta, círculos conservadores y liberales se han visto en calurosos debates por el tema en cuestión, y es que el tema es digno de ello, ya que lo que vamos a tratar es sumamente delicado, y no debemos buscar la forma más viable de responder, sino la forma bíblica de hacerlo.
Un matrimonio no es nada fácil llevarlo hacía adelante, pero un divorcio es el caos en las emociones humanas, un divorcio son las olas del mar anegando la barca, son una de las peores sensaciones que el hombre puede experimentar, y esta desgracia ha llevado a que las personas quieran rehacer sus vidas con otro cónyuge.
La realidad del divorcio en nuestro país de Chile es una atrocidad, las cifras impactan, ya que el Registro Civil informó que hubo 43.221 divorcios el año 2022, esta cifra fue entregada este 14 de febrero del presente año (2023). Eso quiere decir que por día 118 matrimonios se rompen, y por cada hora del día 4 matrimonios se divorcian ante las leyes terrenales. ¡Es espantoso! Cada hora que pasa del día, aproximadamente 4 matrimonios se divorcian.
Al ocurrir esto, el pueblo de Dios se pregunta ¿puedo divorciarme? ¿Puedo recasarme? ¿Debería pedirle a Dios un nuevo cónyuge? Responderemos a estas y más preguntas en este modesto estudio.
II. EL MATRIMONIO
En breves palabras quiero definir el matrimonio, ya que de seguro Usted está aquí para ver lo que sigue más abajo, y no para recibir una catedra sobre el matrimonio.
Además, es un tema muy conocido sobre el matrimonio y su institución divina, pero de todos modos explicaré muy brevemente que es el matrimonio.
Sin duda alguna que la primera institución creada de primera mano por Dios, fue el matrimonio, pues vio Dios que no era bueno que el hombre este solo y le hizo una compañera, una ayuda idónea (gr. “Ézer”: ayuda, socorrer. Y esta, a la vez viene de la raíz “azár”: rodear, proteger). Al ser idónea no solo es ayuda, sino protectora, una ayuda protectora.
Génesis 2:18, 21-23
18Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 21Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
Al saber que el matrimonio fue creado por Dios antes que cualquier ministerio o responsabilidad, debemos saber cómo llevarlo de forma Bíblica y eficaz.
En el matrimonio se juntan dos polos opuestos que tiene que aprender a convivir, por eso, casarse es muy fácil, pero estar casado es todo un reto.
El papel del hombre es amar a su esposa como Cristo amó a su iglesia, cuidar de ella, proveer para sus necesidades y sustentar su hogar (Efesios 5:25,28-29).
El papel de la mujer es someterse a su marido como al propio Señor Jesús, velar por él, respetarlo, y amarlo (Efesios 5:22-24).
Si ambos siguen los patrones bíblicos, jamás fracasarán como matrimonio, y el fin del mismo es la procreación, el compañerismo y afecto mutuo.
Además el matrimonio es:
1. Monógamo (quiere decir que estamos unidos solo con una persona, no más).
2. Estrecho e íntimo (es una relación cercanísima).
3. Indisoluble (jamás se deshace).
Aunque en una iglesia no se lo hayan enseñado, Dios de alguna forma utiliza al juez que los une en matrimonio ante el civil, diciendo “hasta que la muerte los separe”.
III. EL DIVORCIO
El divorcio es una monstruosidad. Rompe corazones, destruye hogares, desintegra familias, traumatiza hijos, desangra la economía, trae reproche, produce escándalo, fomenta la delincuencia, la criminalidad, la drogadicción, el alcoholismo, la rebelión, el vandalismo, la violencia, los asaltos, fraudes y suicidios (Luis M. Ortiz).
Debemos saber que Dios aborrece, repudia, odia el divorcio
Malaquías 2:16 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.
Cuando los fariseos le preguntaron al Señor si era licito al hombre divorciarse de su mujer, Cristo le responde “Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mt. 19:5-6).
Los fariseos hipócritas al oír semejante respuesta le responden al Señor que Moisés fue quien les permitió dar carta de divorcio (Deut. 24), a lo que Cristo le responde que eso lo permitió Moisés por la dureza de su corazón, no porque fuera la perfecta voluntad de Dios, por eso también les dice el Señor “mas al principio no fue así”.
Dios jamás ha estado a favor del divorcio y ¿Cómo podría estarlo si él mismo dice en su Palabra que lo aborrece? ¿Permitiría Dios algo que su alma detesta? Pensar que Dios si quiere el divorcio es ridículo.
Creo igualmente importante explicar que en (Deut. 24) cuando dice que es permitido dar carta de divorcio por “hallar en ella algo indecente”, se refiere a no poseer la virginidad, es decir, no llegó casta al matrimonio, esto es confirmado por (Deut. 22), la única forma permitida por Dios para que pueda divorciarse era que hubiera fornicado, es decir, perdió su virginidad y no fue con su marido, al ver esto el marido, podía darle carta de repudio y casarse con alguien que si fuera virgen (“recasarse”), siempre recordando que esto fue por causa de la dureza de su corazón, y que este pecado fue antes del matrimonio, ya que si hubiera sido adulterio (dentro del matrimonio) la pena era la muerte (Lv. 20:10). La biblia aramea dice “por haber hallado (en ella) alguna evidencia de prostitución”. Y es esto lo que Cristo dice en (Mt. 19:9) “salvo por causa de fornicación” (pecado cometido antes del matrimonio). Esto es más que claro ya que en Mateo 19 la conversación entre Jesús y los fariseos gira solo en torno a Deuteronomio 24. Por eso que, las personas que se apoyan en el único versículo de toda la biblia (Mt. 19:9) para decir que recasarse si es permitido por Dios, no solo son grandes ignorantes de las doctrinas bíblicas, sino que también no se dan ni el tiempo de leer y estudiar el divorcio permitido en el antiguo testamento, porque muchos de los hermanos de hoy creen que si hay adulterio, se pueden divorciar y volverse a casar y esto es debido a una mala interpretación de (Mt. 19:9), porque allí no está hablando de la infidelidad en el matrimonio, ya que el adulterio era penado con la muerte del adultero, y de todas formas con su muerte quedaba libre para volverse a casar de nuevo, así que este no es el caso, por ende, Cristo se está refiriendo a los mismo que sale en (Deut. 24:1-2), y este es el pecado antes del matrimonio.
Esto quedará muchísimo más claro cuando sigamos observando lo enseñado en este estudio.
Pero baste por el momento decir que, Dios no aprueba el divorcio, por el contrario, lo aborrece, y la única vez que lo permitió fue en el caso excepcional de los recién casados que descubren que su cónyuge no llegó casta al matrimonio, y esto fue a causa de la dureza del corazón de los hombre, pero Cristo muestra su claro desacuerdo con esto al decir “mas al principio no fue así”.
Luis M. Ortiz dijo:
El matrimonio es una ley divina; el divorcio es una violación humana. El matrimonio une en amor; el divorcio divide con rencor. El matrimonio es una bendición a los hijos; el divorcio es una maldición a los hijos. El matrimonio emociona el alma; el divorcio endurece el corazón. El matrimonio tiene la bendición de Dios, el divorcio tiene el reproche de Dios.
IV. LAS SEGUNDAS NUPCIAS
El famoso mal llamado “recasamiento” o “Nuevas nupcias”, digo mal llamado, porque aunque ese sea su nombre técnico, no lo es el bíblico, porque el nombre bíblico que Dios le da al recasamiento es “adulterio”. Y no solo se lo da al estado del recasamiento, sino que el “nuevo nombre” de la persona que se recasa será “adultera”:
“Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera…” (Rom. 7:3).
Si ya el divorcio representa el disgusto de Dios ¡imagínese lo repugnante que debe serle el recasamiento!
Yo no me logro explicar cómo es que las personas pueden ser tan ciegas a la hora de ver este tema, ya que los pasajes bíblicos que les presentaré son tan claros, tan evidentes, tan nítidos que ni siquiera se necesita ser un experto en biblia para darse cuenta que el recasamiento no es permitido por Dios, vemos algunos pasajes bíblicos:
Romanos 7:2-3 Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras este vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
Lucas 16:18 “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera”.
Marcos 10:11-12 y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; 12 y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
1ª Cor. 7:10-11 “Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; 11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer”.
1ª Cor. 7:39 “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor”.
¿No es lo suficientemente claro? Quien vea en la biblia la posibilidad de divorciarse y volverse a casar, es porque su mente ha sido distorsionada por el diablo.
V. LOS QUE LLEGAN RECASADOS Y LA PARTICIPACIÓN DEL ALTAR
Tristemente los que se han recasado no pueden optar al ministerio, pues debe ser “marido de una sola mujer” (1ª Tim. 3:2; Tito 1:5-6).
Por ende no puede participar del altar, pues han perdido su idoneidad para predicar con moral a otros. Además que se encuentran en un estado de adulterio permanente, con esta última razón debería ser suficiente para entender el por qué no deben participar del altar.
Algunos ponen el ejemplo del rey David, quien adulteró y siguió reinando, pero este ejemplo es pésimo, absurdo y basado en la ignorancia voluntaria con el fin de favorecer su inclinación al recasamiento. No solo no se conforman con ser despreciables al recasarse, sino que después de tal desatino quieren trabajar en el altar santo del Señor.
Primero que todo, David era digno de muerte (2ª Sam. 12:15), la consecuencia que esto le dejó marcaría su vida entera, muriéndose el hijo que esperaba del adulterio, y al ser humillado por su hijo quien a plena luz del día se acostaba con sus concubinas, las que eran mujeres de su padre. Su pecado siempre lo persiguió y después de esto jamás fue el mismo.
Segundo, David era un rey, es decir, solo tenía un cargo cívico, no era un ministro, ni mucho menos un sacerdotes. David poseía un puesto cívico, político, administrativo y militar, No ministerial.
Tercero, si David hubiese sido ministro hubiese perdido su capacidad de seguir participando del altar de Jehová, pues las exigencias para los sacerdotes eran muy estrictas, sin mencionar que para entrar en la presencia de Dios no podía ni beber vino, ni acostarse con su mujer el día anterior (Lv. 15). Recordemos que dos sacerdotes que adulteraron fueron muertos ambos un mismo días, ellos se llamaban Ofni y Fines, hijos de Elí (2ª S. 2:22, 27,31-34; 4:17).
VI. CONCLUSIÓN
Ahora bien, entiendo que los casos son tan variados y diferentes, que cada caso debe ser examinado en particular con su pastor local y a la luz de las Escrituras, por ejemplo existe los casos de los que llegan así al Señor (recasados), de los que fueron obligados a casarse, etc. Para cada caso, casi siempre es la misma respuesta, el recasamiento es adulterio, pero pueden existir algunas cláusulas diferentes y consejos diferentes para cada caso.
Los que estamos unidos en matrimonio ¡cómo debemos apreciar de no encontramos en los zapatos de estos hermanos recasados o divorciados! ¡Debemos luchar por nuestros matrimonios!
Por Marcelo Fuentealba
